"Nosotros podemos (...) hacer de la libertad de cultos un argumento ad hominem contra aquellos que, a la vez que proclaman la libertad de cultos, persiguen a la Iglesia (Estados laicos y socializantes), o impiden su culto directa o indirectamente (Estados comunistas, islámicos, etc.). Este argumento ad hominem es justo y la Iglesia no lo desdeña, usándolo para defender eficazmente su derecho a la libertad. Pero no se sigue, que la libertad de cultos, considerada en sí misma, sea sostenible para los católicos como principio, porque ella es de suyo absurda e impía, pues la verdad y el error no pueden tener los mismos derechos." (Reginald Garrigou-Lagrange. De Revelatione)
lunes, 28 de junio de 2010
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Preciso y conciso. Es triste lo actual que es recordar esta idea, en sus dos vertientes. Voy a buscar más de él.
ResponderEliminarEl Magisterio de la Iglesia es claro en este tema, lo interesante de la cita es que pertenece a una eminencia filosófica y teológica como es Garrigou-Lagrange, lo que siempre viene bien recordar para combatir las desviaciones actuales de la Iglesia (humanamente hablando), que por desgracia defiende ampliamente la libertad religiosa como un derecho en sí mismo, sobre la base de una falsa "dignidad humana". Y ciertamente expone muy bien la distinción entre el uso ad hominen en algunas circunstancias sociales y el reconocimiento como un principio aceptable propiamente. Gracias por seguir el blog, un saludo.
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